Guillermo,
al que todos llaman Guille, es el goloso del grupo. Aunque come de todo, le
vuelven loco los dulces, de ahí que le sobren algunos kilos. No es tan valiente
como Eric, y mucho menos decidido, pero comparte con todos, Eric y Alex, una
gran cualidad: la lealtad al grupo.
Todos
los amigos tienen un lugar preferido para los juegos: un castillo abandonado.
Guille
siempre se ha sentido atraído y fascinado por los juegos de Alex, con quien
comparte la emoción y la diversión por dicho entretenimiento.
Guille
vive la estancia en el palacio de las Hadas Blancas con prudencia y temor a los
poderes malignos. El miedo a lo desconocido le lleva a cometer errores que
ponen en peligro su vida.
Guille
siempre se muestra reticente a la hora de correr riesgos. Al contrario que
Eric, Guille siempre tiene en cuenta las consecuencias y pone por delante los
consejos y prohibiciones que Grispud y Zafir les van exponiendo.
Finalmente,
Guille supera sus miedos y temores por la unión y lealtad al grupo.